Marié-Thérèse sólo tendría 17 años cuando Picasso comenzó a
introducir su dulce y joven rostro en sus obras. Al principio, dado que Picasso
seguía con Olga Khokhlova, su relación se llevó a cabo en secreto, por lo que
su aparición en las obras también se encontraba encriptada, naciendo de
alusiones a un fuerte erotismo. Aquí vemos la interpretación de las guitarras,
esperando a que el artista las toque, o la presencia de sus iniciales en
algunos de los bodegones de los últimos años de la década de los veinte.
Mujer con pelo rubio (1931)
Será ya comenzados los años treinta cuando Marié-Thérèse y
sus delicadas y jóvenes líneas compositivas comenzarían a aparecer en la obra
de Picasso, sin ningún tipo de tapujos, olvidándose de todo tipo de
encriptaciones. Su rostro y su figura llenaran el lienzo entero.
Mujer sentada junto a una ventana (1932)
Mujer sentada junto a una ventana, uno de los cuadros más
importantes de la musa, se encuentra ahora mismo en boca de todos por su
reciente subasta en 33 millones de euros. Convirtiéndose en una de las obras
más caras del malagueño, gracias a la joven musa.
Estas obras, muy importantes en la producción y vida de
Picasso, toman una gran serenidad y demuestran la tranquilidad que adoptaba el
artista junto a Marié-Thérèse, a parte de la intensa índole sexual de la
relación en algunos aspectos.
Desnudo, hojas verdes y busto (1932)
Si retomamos el tema del coste de algunos de los cuadros en
los que aparecía retratada la musa, obviamente tenemos que pararnos a hablar de
“Desnudo, hojas verdes y busto”, que convirtiéndose en uno de los cuadros más
caros del mundo, nos deja clara la importancia de la parte de su producción
dedicada a Marié-Therésè. Cómo “La lectura” o "El sueño", de un gran carácter Matissiano y
reflejo de ese gusto sexual por la joven.
La lectura y El sueño (1932)
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