Una
tarde de otoño de 1935, Pablo Picasso se fijó en una mujer sentada en una mesa
vecina en el café Les Deux Magots. Llevaba guantes negros y con la palma de su
mano izquierda asentada sobre la mesa dejaba caer un pequeño cortaplumas,
tratando de clavarlo en la madera entre sus dedos, tan cerca como fuera posible
de la mano pero sin llegar a cortarse la piel. A veces erraba, y a la postre
los guantes empezaban a mancharse de sangre. Picasso la estuvo observando largo
rato y comentó a un amigo que le acompañaba que aquella joven le parecía
extraordinariamente bella. Ella pareció entenderle, levantó la cabeza y le
sonrió. Poco después les presentaron. Se llamaba Dora Maar y era fotógrafa.
Henriette
Théodora Markovtch, más conocida como Dora Maar, nació en Tours en diciembre de
1907. Pasó su infancia en la capital argentina, hasta 1920, cuando al fin
regresó dispuesta a zambullirse de cabeza en el mundo intelectual y artístico
que acontecía por aquellos años. Tras una etapa de formación en la Escuela de
Fotografía de Paris, una de las más liberales de la época, y un periodo en que
sirvió de modelo del célebre Man Ray, Dora terminó participando activamente en
ese mundo, siendo reconocida como una talentosa fotógrafa del momento. Identificada
por un físico majestuoso, mandíbula prominente, nariz recta, abundante
cabellera y extravagantes tocados, parecía prometer un protagonismo
considerable en esos mediados del siglo XX. Pero se convirtió en la amante de
Picasso, siempre dispuesta al pintor cuando éste la requería. Pasó de ser la
hermosa y excéntrica fotógrafa a la mujer que esperaba encerrada en su piso por
si acaso Picasso llamaba para invitarla a salir, o como ella decía, a la “musa
privada” del artista.
Pero
aquella relación no parecía funcionar. Acusada de infidelidades imaginarias y
ridiculizada por errores reales o no, Picasso la provocaba hasta hacerla
llorar. Entonces sacaba su libreta de bosquejos y un lápiz y se ponía a
dibujar. “Nunca la pude ver, nunca la pude concebir, si no era llorando”,
comentó alguna vez. Esos bocetos, de los que existen decenas, terminaron
convirtiéndose en pinturas.
Por
esas fechas, Picasso seguía casado con Olga y mantenía ya una larga aventura
con Marie-Thérèse. Casi todos los retratos que pintó de estas dos mujeres están
hechos con curvas suaves y delicadas. Casi todos los de Dora Maar, en cambio,
muestran un rostro devastado, herido, crispado, pintado con colores chillones y
destruido por la pena. “Son todos Picasso, ninguno es Dora Maar”, comentaría
ella.
Todo
esto desembocó en serios problemas que Picasso trató de solucionar enviándola a
la consulta del psiquiatra Jacques Lacan. Según su estudio, Dora ilustraba las
teorías psicoanalíticas de la identidad desarrolladas por él mismo pocos años
atrás, según las cuales explicaba que nuestra identidad proviene de imágenes
nuestras reflejadas que percibimos fuera de nosotros, y mediante las cuales
aprendemos a vernos. ¿Cómo se veía entonces Dora Maar al contemplarse retratada
una y otra vez en los lienzos fragmentados y fortuitos de Picasso? ¿Quién era
entonces ella realmente? Amante no correspondida, amante insatisfecha, quiso
extender al máximo estos rasgos de identidad inacabados, los únicos aceptables
para el hombre que la estaba reconstruyendo. Y como la imagen de sí misma se
había hecho añicos, se sentía perdida y desamparada.
Se
retiró del mundo prácticamente los últimos 40 años de su vida, convertida al
catolicismo y viviendo enclaustrada en un departamento de Paris del que solo
salía para ir a misa, al alba. Murió en Paris el mes de julio de 1997 a la edad
de 89 años.
A lo mejor os interesa esta noticia, aunque no tenéis un espacio específico para Eva Gouel: http://eldia.es/2013-04-16/VIDAYCULTURA/7-Met-Nueva-York-muestra-obras-Picasso-donadas-Lauder.htm
ResponderEliminar¡Interesante entrada! La información de Dora Maar concisa y muy clara, no es necesario alargarse más para entender la importancia de ésta en la vida del genial artista.
ResponderEliminarOs dejo esta noticia que he encontrado titulada "El viaje que cambió la vida de Dora Maar ", a lo mejor os da alguna idea:
http://www.yancuic.com/yancuic/noticia/21613
Un saludo
Raquel Rubio