El giro que dio la vida de Olga Khokhlova al entrar Picasso en ella es uno de esos casos en los que a muchos de nosotros, como espectadores ajenos, nos resulta muy fácil criticar. Nos inunda la rabia al pensar en hasta dónde podría haber llegado la dulzura de sus movimientos de no haber sucumbido a la cubista magia del pintor. Pero está claro que cada pareja es un mundo y el amor impredecible.
Olga quiso ser bailarina desde que visitó Francia y vio
actuar a Madame Shroessont; consiguió entrar a formar parte del la compañía del
“perfecto ballet” que siempre persiguió Diaghilev, en la que sólo eran
aceptados los mejores artistas del momento, y en menos de dos años lo dejó todo
por permanecer junto al hombre que amaba. A partir de entonces, posará en todo
tipo de actitudes para él y en sus retratos quedará reflejado el deterioro de
la pareja y del amor de Picasso por ella, con pinturas cada vez más “salvajes”.
Retrato de Olga, 1917 Madre e hijo, 1921 Retrato de Olga, 1923
Olga pasará de ser la que pisa la alfombra el día de su boda
(lo que según su tradición cultural suponía tomar las riendas en el matrimonio)
a convertirse en la modelo que mira sentada a Picasso mientras éste la pinta,
con los ojos desbordantes primero de ilusión y después de lágrimas. Sentada ante
un hombre que ya no la ama. Y es que la divergencia de sus caracteres terminó
pasándoles factura. Pasará de ser su musa, su fuente de inspiración y placer, a
la madre de su primer hijo, a la que abandonó.
¿Qué habría sucedido si Olga hubiese continuado la gira de
los Ballets Rusos por Sudamérica en lugar de renunciar a su sueño por quedarse
junto a Picasso? Lamentablemente, es una de esas respuestas que ni siquiera el
tiempo podrá responder ya. Olga Khokhlova escogió el amor.
Muy interesantes los últimos post sobre Olga Khokhlova aunque la sensación de desazón al saber el triste final de ella y su obsesión con él siempre reluzca.
ResponderEliminarPor cierto, siento haber dejado el mismo comentario repetido el otro día, es que no aparecían.
Un saludo!
Leyendo esta triste historia me viene a la memoria uno de los cuentos de Edgar Allan Poe "El retrato oval": el artista obsesionado con su destreza artística que tiene olvidada a su esposa y que en un momento dado le pide que pose para él y qué, solo atento a la perfección del retrato que está pintando, no se da cuenta de que la vida de su mujer se escapa.
ResponderEliminarLa verdad es que las elecciones que se hacen en la vida siempre implican renuncias. Efectivamente, da qué pensar el hecho de haber sido una de las "elegidas" para formar parte de un gran ballet y así cumplir un sueño. Simplemente, al final, el sueño se transformó.
ResponderEliminarEs curioso observar los retratos que sobre Olga K. realizó Picaso. me pregunto..... ? Cual de ellos representa más fidedignamente el alma de ella...1 besito.
ResponderEliminarMe ha parecido muy interesante este blog, sobre todo la vida de Olga Khokhlova, una bailarina que renuncia a su sueño por P. Picasso. El amor se va apagando poco a poco, dejando de ser su musa y abandonada con su hijo por el pintor. Ésta es una de esas historias que te hacen reflexionar sobre lo que es mejor para uno mismo. Gracias, "Ellas sin Picasso"
ResponderEliminarLeyendo este texto uno casi percibe como languidece Olga... y te embarga un sentimiento de tristeza. En fin, también los genios adolecen muchas veces de falta de sensibilidad...
ResponderEliminarDijo Picasso:"cada vez que aparece una nueva mujer tengo que quemar a la anterior; es la única forma de borrar ese pasado". Y a Olga Khokhlova la quema en Guernica. En la primera fotografía que Dora Maar tomó del lienzo el 11 de Mayo de 1937, aparece a la derecha, desnuda, ejecutando un paso de baile sobre una pira de leña. La irá cambiando: desaparece la pira de leña, le coloca los brazos en cruz, de nuevo con los brazos en alto y finalmente le pinta dos alas ovaladas (una se confunde con las llamas de la derecha y otra parece un bulto del propio brazo)porque era bailarina del ballet ruso; pero siempre quemándola.
ResponderEliminarPor cierto, existe una fotografía en que aparece en grupo, en primer plano, tendida en el suelo y con alas; Picasso dibujó el grupo de esa misma foto.
Mirad, en la exposición "Picasso creador" de Valladolid también hay espacio para las mujeres del artista: http://cultura.rtvcyl.es/CulturafichaNoticia.cfm/Cultura/20130321/versatilidad/picasso/dibujo/descubierto/museo/pasion/valladolid/8E1F6D45-BFF9-08B2-94C1B4B34DE1C087
ResponderEliminarUn saludo,
Laura.