Retrato de Olga Koklova, 1923 |
A través de la centena de retratos que el
pintor realizó de Olga, podemos vislumbrar varios hechos; el mencionado
anteriormente, ese estilo mucho más clásico que vuelve con entusiasmo la
atención a la figura humana, pero también la omisión de la “verdadera” Olga en
el cuadro. Como podemos observar los retratos de 1917 y 1923, la modelo tiene
un aspecto lánguido y decaído, casi ausente. Estos rasgos de ninguna manera
concuerdan con esa mujer dominante, altiva y ambiciosa de la que nos hablan las
fuentes, por lo que puede suponerse que de nuevo la visión misógina,
cosificante de Picasso es la que impera en el retrato. La mirada de Olga no es
la suya, sino el genio malagueño mirándose a sí mismo a través de su objeto de
deseo.
Olga con Mantilla, 1917 |
Sin embargo, en Olga con mantilla (1917) sí que aparece con una expresión más insatisfecha,
seria e incluso tozuda, menos idealizada que en los retratos anteriores.
Algunos de los biógrafos de Picasso han remarcado este hecho, incluso Patrick
Obrian en Pablo
Ruiz Picasso: A Biography dice que “comparada con algunos de los retratos posteriores, se da la curiosa circunstancia de
que la modelo no está idealizada; se ven claramente los tensos rasgos de la
arpía”. Este comentario es otra muestra de la necesidad por la que nace este
blog, pues carece de toda justicia ese casi insulto hacia la bailarina,
denostada por tener una personalidad dominante, legítimamente masculina.
Así pues, si ponemos un poco de atención,
este comentario aparentemente inofensivo, remite a un pensamiento que se
extiende y repite a lo largo de la historiografía del arte, (sólo debemos leer
en qué consideración se tiene a Gala Dalí) en el que la mujer sólo es aceptada
como objeto, nunca como ser activo e incluso dominante.
Debió de ser una mujer muy fuerte y muy independiente considerando que provenía de una familia de alto rango social y sin embargo, salió con la suya y se hizo bailarina en una época que este tipo de actividades artísticas eran "prohibidas" para las mujeres de buenos modales. El retrato de 1917 no capta de ninguna manera una arpía sino una mujer con determinación capaz de forjar su destino.Muy acertado el punto sobre Patrick Obrian!
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario Marina, realmente hay que ir con cuidado sobre lo que leemos, intentar forjar una visión crítica. Un abrazo!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar